Sarah. Lo
siento, no lo lograste. Las máquinas vencieron. A pesar de tu intento de
destruir Skynet, ellas se salieron con la suya y ahora dominan el mundo.
No nos
matan ni intentan aniquilar la raza humana. Han sido más inteligentes de lo que
tú previste y sobre todo más astutas. Me bombardean a diario con las fechas de
cumpleaños de mis conocidos y amigos y me obligan a felicitarlos cuando antes
solo lo hacía a los más íntimos, familia y para de contar.
Me presionan
para desear una feliz navidad y un maravilloso año nuevo a todo bicho viviente,
cuando antes solo enviaba un par de felicitaciones en papel por correo en un
sobre al que se le pegaba un sello -¿lo recuerdas?- y para de contar.
Me coaccionan
a seguir con todo lujo de detalle las vacaciones, viajes y vida súper feliz de
mis amigos y conocidos, cuando antes solo sabía la de aquellos que me encontraba
de forma casual en la calle y para de contar.
La
gente se escandaliza porque las máquinas deciden el ganador de un concurso de
talentos en televisión, cuando antes han decidido el nombre del presidente de
los Estados Unidos.
Me
obligan a estar conectado al correo electrónico, cuando antes me podía olvidar
del trabajo una vez escapaba de él el viernes y ya no miro la tele con la misma
ingenuidad de pequeño, cuando
veía los Chiripitifláuticos o el Un, dos, tres responda otra vez, pues según
uno de los últimos de la resistencia que ha luchado con tu hijo, y que se
esconde en una embajada, a través de sus pantallas nos espían si vamos en
calzoncillos por el comedor.
No obstante,
Sarah, en algo erraste. No han tomado la forma de terminators con aspecto humano en su exterior y cyborgs inteligentes y despiadados en su
interior. Son más pequeños, algunos más pequeños que una mano y forman parte de
nuestras familias. Y son un ejército. Millones que han entrado en nuestra casa
y nos dominan. No se llaman T-800, T-1000 o T-X como los que querían “terminar”
contigo o tu hijo. Se les conoce como S-7, P-10 o I-7.
Tranquila.
No viajarán al pasado para matarte antes de que concibas a tu hijo. Siento
decirte que tu hijo John Connor ha sido capturado. No hace mucho me lo encontré
en la cola del Mobile World Congress de Barcelona, interesándose por los coches
manejados por internet que decidirán ellos el trayecto y los móviles controlados
por voz.
El mismo
de la embajada me dijo que lo vio después peregrinar sin rumbo entusiasmado cuando
supo que se discutía sustituir a los árbitros de fútbol por tecnología digital,
para acabar con los goles mal anulados y los penaltis inexistentes.
No le
guardes rencor a tu hijo, Sarah. Quizá el fútbol pierda su esencia pero anímate
pensando que tal vez la inteligencia artificial acabará con lo que ni es artificial
y menos inteligente, y dejemos de sufrir errores de la raza humana como Estudio
Estadio o El Chiringuito de Jugones.
Quizá
las máquinas nos hagan un favor.
Terminator 2: el juicio final. Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton
Año 1991. Director: James Cameron
Carolco Pictures
La obsolescencia nos hará libres... y los chinos.
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